Si no has leído "1984", necesitas saber esto.
El libro de Orwell nos presenta unas reflexiones que nunca deberíamos abandonar, ahora más que nunca.
Cada vez que se acaba una reunión del club de lectura salgo con una energía que ni que me hubiera tomado 4 cafés dobles.
No es energía de café, tampoco, es una energía especial, es un subidón de alegría, plenitud, satisfacción… Compartir lectura, por más o menos que nos haya gustado, es de las mejores sensaciones, y cada día me alegro más de haber decidido crear esta pequeña comunidad de lectores hace ya más de 3 años (sí, porque ya puedo decir que estamos en camino de los 4!)
Ayer fue uno de esos días: tocaba sesión mensual del club para hablar de la lectura de abril, 1984 de George Orwell.
Personalmente, diré que la lectura me encantó. Hubo un capítulo que se me atravesó un poco más (por lo comentado creo que a todas) pero en general me ha gustado y me ha sorprendido muchísimo. Sí, reconozco que no me la había leído y, aunque sabía mucho de la obra, reconozco que desde que me compré el libro en el 2007 (sin comentarios…) me daba un noséqué que pensaba que iba a ser peor de lo que ha sido: esperaba un texto complicado, demasiado lejano a mí, con el que no conectara… Y para nada. No es una obra complicada ni hay que ser un erudito. Cada vez estoy más convencida de que estas obras que llamamos Clásicos nos dan respeto porque el nombre ha crecido con el tiempo (bueno, es que son realmente buenas) pero que la literatura es para el lector, no para una clase selecta.
Y eso me lleva a mi propósito con este club de lectura que es precisamente ese: animar y acompañar en lecturas que a veces nos dan demasiado respeto, ayudando a entenderlas y entender por qué después de X años todavía seguimos hablando de ellas.
Nunca me cansaré de decirlo, y ya es la segunda vez en estas últimas líneas que lo digo: la literatura es para los lectores, los escritores escribían para ser leídos, para explicar una historia, para educar sobre un tema, para abrir los ojos… No escribían para un grupo selecto de estudiosos. Si fuera así, su mensaje se hubiera quedado a buen recaudo para unos pocos. La literatura no son textos científicos, son historias como se contaban antiguamente. Aquellos juglares y trovadores que iban de poblado en poblado contando historias para entretener y explicar sobre reyes y princesas, pero también sobre batallas y otras hazañas que habían pasado muy lejos (o cerca) de allí y de esta forma las explicaban para que todos las conocieran.
Y es que las historias son para conectar, reconocerse en ellas, reflexionar y abrir los ojos a nuevos puntos de vista, a cosas que pasan, nuevas realidades de las que quizá no somos conscientes.
Es por eso que me parece que la lectura de 1984 es indispensable. Obligatoria. Es más, si no la has leído te animo muchísimo más a que la leas. Es una pena que la reunión de ayer ya pasó y no te puedo ofrecer que vengas (aunque se podría mirar de hacer una reunión si se apunta un grupo de personas) pero que eso no te frene.
Orwell escribió un libro basado en el miedo que le daban los discursos que amenazaban al mundo que él habitó, así como el poder de la palabra que tan claramente mueve montañas. Lo escribió como aviso, como reflexión y como recuerdo y debemos seguir teniendo muy presentes, el libro y los temas que presenta. Avanzamos a pasos de gigante hacia una sociedad que se nos escapa. Y sí, siento que estamos en la obligación, ahora más que nunca, de tener este libro muy presente.
Todo pasa muy rápido, las generaciones que ahora se están formando ya no estudian la Historia, se está perdiendo el recuerdo de lo pasado. El pasado se está olvidando. Y qué importante es recordarlo para no volver (o volver!) a caer en él.
“El que controla el pasado controla el futuro; y el que controla el presente controla el pasado - repitió Winston, obediente.
“El que controla el presente, controla el pasado”.
1984 no da soluciones, ni propone nada en absoluto, tan solo invita a la reflexión. Una reflexión a entender el poder del discurso, de la interpretación, de la manipulación, del poder del saber, del cuestionamiento sobre el saber y sobre la verdad. Orwell nos presenta un mundo donde se tergiversan las realidades hasta un punto en el que tiene sentido.